31 Marzo 2015

    Atmósfera antiviolencia en los campos de Fútbol

    Valora este artículo
    (4 votos)

    Seguro que a todos en el algún momento nos ha pasado, que al entrar en un determinado lugar o acudir a un determinado sitio, nos ha invadido una cierta percepción o sensación de seguridad, tranquilidad, confort. Y esto siempre es así o siempre sucede. Cuando hemos visitado un claustro antiguo, algo nos decía que había que aprovechar la paz que desprendía el conjunto, dentro de un cine no se nos ocurre entrar y salir varias veces, en las iglesias preside el silencio y la solemnidad, en las bibliotecas impresiona la concentración de sabiduría, en los centros universitarios el conocimiento infunde respeto y humildad, ¿a que llaman los campos de fútbol?

    Hemos de conseguir que la entrada a los campos de fútbol sea una invitación a la distensión, una exaltación de la convivencia, un homenaje al respeto, un contagio de honestidad, y un tributo al buen comportamiento. Nuestros chavales no se merecen otra cosa que celebrar permanentemente la fiesta del fútbol. ¿Y esto como se consigue?

    1. Con el propósito y la voluntad de vivir una experiencia diferente.
    2. No haciendo de juez y árbitro.
    3. No gritando las opiniones y no usando el insulto.
    4. Razonando con tu vecino sea del equipo que sea.
    5. Animando siempre a tu equipo.
    6. Aplaudiendo a veces a tu equipo y a veces al contrario.
    7. No alimentando la agresividad. Cortando a tiempo las conversaciones que derivan al enfrentamiento.
    8. Pensando más en los chavales y no tanto en uno mismo.
    9. Dejando la memoria y el recuerdo en reposo. No dando lugar a la revancha y a la venganza. Si alguna vez sucedió algo desagradable, se dio en otro momento.
    10. Apostando por el buen uso del lenguaje. No asimilando partido con batalla, guerra, confrontación, lucha. Mejor rival que adversario, mejor oponente que contrario.

    Los Clubs a través de sus miembros, fundamentalmente los adultos, directiva, técnicos, padres y en sus conversaciones privadas y mensajes públicos han de transmitir concordia, cordialidad, han de ser tremendamente respetuosos con la persona, aunque a veces se tengan dudas de que estamos ante iguales. Todos han de ser portadores del decálogo expuesto. El buen trato siempre depende de nosotros, aunque a veces las circunstancias se alien para ponerlo difícil. Debemos recordar, que no estamos obligados a responder de la misma forma que lo haga el otro, reaccionar no es ir a más, puede suponer ejercer control, destensionar y desactivar la situación.

    Cuando seamos capaces de infundir, transmitir, sin tenerlo que proclamar o decirlo, cuando seamos capaces de convertir nuestro estadio en un templo del deporte, cuando contagiemos serenidad, podremos decir que en nuestro campo se disfruta del fútbol, habremos creado la atmósfera. Bienvenido a la fiesta, colabora con tu escuela o club y no dejes pasar la oportunidad de experimentar algo distinto y más satisfactorio.

    Visto 1110 veces