20 Febrero 2017

    Casos y cosas del Fútbol Base

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    Veamos algunas actitudes y circunstancias que acaban generando conflictos y/o malas relaciones entre dos colectivos importantes en las vivencias de los jugadores, los padres y la dirección de la Escuela. Se sabe, que cuando la actitud en los padres persiste y se instalan en su visión negativa de todo, el pronóstico es una búsqueda continua de Escuelas hasta encontrar aquella que satisfaga sus deseos, cosa improbable e innecesaria. Recordamos que para la parcela técnica sólo hay un entrenador, es difícil dirigir un equipo por consenso colectivo. Veamos algunos casos.

    Objetivo: ser jugador profesional

    Aspiración paterna: destacar.

    Primera historia: Juan es un jugador físicamente fuerte, su padre quiere que juegue de delantero y su entrenador aprovecha sus virtudes situándolo en punta. Sus compañeros le pasan todos los balones que pueden y el equipo gana. Juan mete muchos goles, todos están muy contentos, pero su aprendizaje está hipotecado por la rigidez de su juego. El éxito temprano le está haciendo pagar un precio excesivo, no desarrollar otras habilidades técnicas y tácticas.

     El resultado no puede ser el único indicador de progreso. Buceta dice: “no hay predictores de futuro deportivo o de éxito futuro, pero algunos son mejores que GANAR”, y cita:

     1.    Sus futuras condiciones físicas (altura, velocidad, flexibilidad….).

    2.    Su facilidad para asimilar los recursos técnicos que se requieren en la elite para conseguir precisión, profundidad, acierto…….

    3.    Su inteligencia táctica o capacidad para leer el juego y tomar decisiones apropiadas, arriesgar o actuar con prudencia.

    4.    Su ambición en relación con el coste que quiere asumir (sacrificio y esfuerzo).

    5.    Su tolerancia a la frustración y a los contratiempos. Su gestión del éxito y el fracaso.

    Objetivo: ser jugador profesional

    Aspiración paterna: ganar, ganar y ganar.

    Segunda historia: Juan es un padre ganador, dice que no le gusta perder ni al parchís. Esta actitud se la está transmitiendo a su hijo Juanito. Si quieres ser alguien en la vida tienes que ser el mejor. Sin querer Juan le está inculcando a Juanito que el valor personal te lo da el éxito profesional, si ganas, vales y si no ganas, no eres nadie. Como consecuencia de esta creencia, Juanito cuando pierde, llora, se enfada, se siente un inútil, no quiere hablar con nadie. Juan además suele decirle que son muy malos, que vaya mierda de equipo. Sábado si y sábado también, tenemos un drama y hacer del juego un suplicio no ayuda. Al final puede que Juanito se replantee seguir jugando a fútbol, la ilusión de su padre.

     Sería importante que JUAN reflexionara sobre su actitud, y debe saber, que:

     1.    En estas edades, la competición es una actividad más del proceso formativo, deportivo y humano. Es un medio, no es un fin. No entrenamos para competir, la competición forma parte de nuestro entrenamiento.

    2.    Con demasiada frecuencia los deportistas son usados para satisfacer las aspiraciones de los adultos. Generalmente se compite por el ego del Club, del entrenador o de los padres.

    3.    Cuando se compite para ganar, se utilizan las estrategias de los mayores, se imita a los profesionales, controlar el balón, evitación del riesgo, lo hacemos todo muy adulto, prescindimos de aquellos elementos que nos hacen crecer, como la creatividad, la audacia, el riesgo, estamos limitando el crecimiento de los chavales.

    Objetivo: ser jugador profesional

    Aspiración paterna: entrenar siempre al máximo.

    Tercera historia: Juan es un padre muy preocupado por el futuro de su hijo y le gustaría que las cosas sucedieran con más rapidez. Juanito tiene 7 años y Juan cuando lo mira ya lo ve jugando en la SUB-17. Comenta los partidos, analiza los entrenamientos, el tiempo de trabajo, los descansos, el tipo de ejercicios. Ha llegado a un nivel de exigencia, que casi nunca está de acuerdo con lo que se hace. Pocas cosas le parecen bien y él siempre se queda con ganas de más. Le dijeron que era una buena Escuela, y ahora se siente defraudado y de alguna forma engañado.

     Sería importante recordarle a JUAN, que:

     1.    Los entrenamientos no se miden sólo por lo físico y el cansancio que generen.

    2.    Es difícil juzgar como entrena un equipo si no se conoce el Plan Global y los objetivos de la sesión y los ejercicios. Desde la grada esa información es inalcanzable.

    3.    El entrenamiento no es un espectáculo, no se programan las sesiones para entretener a la grada. Podrá haber más trabajo o menos en función del interés del entrenador, del momento de la temporada, la proximidad de la competición, del Plan, etc.

    4.    Ejercer de crítico también exige serlo con uno mismo, ¿me mueve la objetividad?, ¿estoy siendo justo?, ¿se de lo que hablo?, ¿puedo juzgar con el conocimiento que tengo?, ¿me estoy precipitando?......

     

    Texto extraído e inspirado en el libro “Mi hijo es el mejor y además es mi hijo” del psicólogo y profesor de la UNED José María Buceta (Ed. Dykinson).

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